Un grupo de 20 personas pertenecientes a casi todas las obras y algunas comunidades de jesuitas de la Plataforma Apostólica de Loyola participaron en el segundo Retiro de conversión ecológica que tuvo lugar los días 19, 20 y 21 de septiembre en la Casa de Ejercicios de Pedreña (Cantabria).
Es una propuesta en el marco de la PAU del Cuidado de la Casa Común y del Tiempo de la Creación (un tiempo ecuménico que se está celebrando del 1 de septiembre al 4 de octubre) que, en clave de retiro experiencial desde la Espiritualidad Ignaciana, quiere ayudar a profundizar en la sensibilidad ecológica y en nuestra conversión personal e institucional, porque “vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, y no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217).
El retiro se desarrolla siguiendo los capítulos de la Laudato Sí. Comenzamos dedicando tiempo a conocer, admirar, contemplar y agradecer todo lo creado en el entorno de la casa de ejercicios,
porque solo quien se asombra y agradece cae en la cuenta del amor expresado gratuitamente en la creación. (Cap.2 LS El evangelio de la Creación).
También tuvimos un tiempo para reconocer los efectos de la actividad humana sobre la naturaleza, asomándonos a la Bahía de Santander, y reflexionando sobre “lo que le está pasando a nuestra casa” (Cap. 1 LS) en nuestros entornos de origen. Después, gracias a la exposición de Alboan-Entreculturas “Somos Amazonía. Defendamos nuestra casa común” tuvimos una mirada global para analizar los efectos de nuestros estilos de vida en otros lugares del planeta. (Cap. 3 LS La raíz humana de la crisis ecológica).
Dedicamos también una tarde a trabajar sobre la Ecología Integral (Cap. 4 LS) y el aporte de la fe y la espiritualidad en nuestro modo de vivir esta crisis ecológica. Gracias a la aportación de Jaime Tatay sj nos hicimos conscientes de múltiples significados de lo que supone una “conversión ecológica”, y reconocimos siete claves para afrontar el reto que nos supone la ecología integral desde la Espiritualidad Ignaciana. Finalizamos con un tiempo largo de oración sobre la esperanza cristiana.
El último día, conectando con el camino recorrido, visibilizamos diversos gestos y signos de esperanza (Cap. 5 y 6 de la LS) tanto a nivel personal como sociedad, y trabajamos sobre nuestras llamadas y envíos. Finalizamos con una preciosa celebración de la Palabra y la Eucaristía, donde tomamos conciencia de toda la vida, el trabajo, las actividades, las injusticias, las llamadas, etc que el Pan y el Vino compartidos representan.
