Dentro del proceso de elaboración del nuevo proyecto apostólico de la Provincia de España, las obras y comunidades de la PA Loyola nos juntamos en diferentes ciudades de la PA para compartir qué llamadas percibíamos del Espíritu para responder a los desafíos actuales desde una perspectiva ignaciana. Bajo el lema «Leer los signos de los tiempos», se trabajó en cinco líneas clave que buscaron iluminar las oportunidades y urgencias del presente.
Recogemos a continuación una síntesis de lo compartido por los 250 participantes en 6 ciudades:
Abandonar para avanzar
La llamada inicial fue clara: desprenderse de actitudes como la autosuficiencia y el clericalismo, que dificultan la autenticidad en la misión. Se subrayó la urgencia de dejar atrás prácticas que aíslan de la realidad, como los «guetos» alejados de la diversidad y actividades carentes de impacto. Todo ello, con el propósito de responder al compromiso de actuar como verdaderos seguidores de Jesús.
Refuerzos para la misión
La reflexión colectiva destacó la necesidad de fortalecer ámbitos clave: desde el acompañamiento espiritual y educativo, hasta la promoción de comunidades sinodales e inclusivas. Se planteó un llamado a innovar en la espiritualidad y la evangelización, especialmente hacia los jóvenes, utilizando lenguajes accesibles y fomentando una conversión ecológica. Además, se propuso trabajar en red con instituciones para enfrentar desafíos globales como la pobreza y el cambio climático, potenciando el liderazgo ignaciano.
Oportunidades y desafíos
Lejos de ver los problemas actuales como limitaciones, los participantes identificaron oportunidades de misión en las crisis sociales y ambientales. Se planteó reforzar las sinergias entre sectores, especialmente en la pastoral juvenil y el trabajo con migrantes, aprovechando las redes globales y experiencias exitosas.
Llamados del presente
La jornada dejó resonar las «llamadas» que marcan el horizonte ignaciano: promover una Iglesia plural, sinodal y cercana a los pobres, al tiempo que se innova en métodos educativos frente a los retos culturales. En un contexto de confusión social, la misión ignaciana aspira a ser un faro de esperanza, ayudando a reconstruir vínculos rotos.
Escuchar al Espíritu
Por último, se abordó la necesidad de una conversión profunda hacia un compromiso social y ecológico. El discernimiento ignaciano fue identificado como una brújula esencial para construir puentes, luchar contra la desinformación y responder con credibilidad a los desafíos globales. Las voces de los jóvenes, migrantes y comunidades vulnerables fueron destacadas como guías para orientar la misión hacia el servicio y la justicia.
Los encuentros nos animaron a seguir con un renovado compromiso por construir una misión transformadora, inclusiva y sostenible, inspirada por los valores ignacianos y la urgencia de responder a los signos de los tiempos.