Para celebrar el día mundial de las personas refugiadas (20 de junio) la delegación de Entreculturas Cantabria realizó una mesa redonda el día 19 en el Ateneo de Santander, en el marco de la campaña Escuela Refugio, bajo el lema “La educación es su mejor defensa”
Se contó con la participación de Irena Tkachuk, miembro de la asociación sociocultural Nariya de ucranianos en Cantabria, Mariya Kurnytska, presidenta de la Asociación Oberig y Mariana Morales, técnica de programas del área de cooperación internacional de Entreculturas. Mariana además leyó un valioso testimonio de Obed Obuntu Ombuna, coordinador de educación de JRS Africa del Este, e Ismael Gómez, delegado de ENTRECULTURAS Cantabria, moderó la mesa. Al acto asistieron unas 30 personas.
La mesa redonda se desarrolló de forma muy amena y dialogante con mucho contenido no sólo de conocimiento de la realidad de los niños y jóvenes en situaciones de emergencia sino de testimonios vivos de dos realidades comunes y diversas como son la de los refugiados de Ucrania y de África.
Ismael y Mariana señalaron los datos significativos de la migración forzada en el mundo y cuánto afecta a los niños y jóvenes esta situación: 56 conflictos armados activos en el mundo, la cifra más alta desde la segunda guerra mundial, 120 millones de personas refugiadas, el doble que hace 10 años, 47 millones de niños y jóvenes. Más de 300.000 han sido reclutados por grupos armados. La infancia sufre las peores consecuencias: violencia, explotación, pérdida de su hogar, de su familia y de su derecho a aprender. Mariana, además, ahondó en las causas de la migración forzada: conflictos armados, persecuciones políticas, étnicas, religiosas, pobreza extrema, políticas económicas erradas, el cambio climático, el crimen organizado.
El evento se desarrolló en un hilo de preguntas y respuestas de los tres panelistas. La primera pregunta fue sobre la importancia de la educación en contextos de migración forzada por conflictos armados. Los panelistas resaltaron cómo la educación es la salvación para los niños y jóvenes que han sufrido situaciones extremas de violencia, pérdida de familiares, desarraigo, contextos sociales totalmente distintos. La escuela es el refugio para devolver a la infancia a un ambiente seguro, amigable, en el que tejer nuevas relaciones sociales y recobrar la esperanza en una nueva vida. La educación salva vidas.
La segunda pregunta se centró en las dificultades que han tenido los niños refugiados para acceder a la educación. Las representantes de Ucrania señalaron que el primer problema es el idioma aunque los niños lo superan en corto tiempo. El inicio de la guerra y los bombardeos en 16 ciudades generaron un impacto que obligó a muchos ucranianos a salir repentinamente del país, incluso niños sin sus padres, sin documentos. Esa avalancha de desplazados fue respondida por una ola de solidaridad (caravanas de ciudadanos que fueron a la frontera de Polonia a adoptar refugiados). Pero en ese proceso descontrolado pudo haber niños y jóvenes que fueron secuestrados por gente que no tenía interés en ayudar. Otra dificultad se debió a que la multitud de refugiados era alta y una vez abarrotados los albergues volvían a movilizar a los niños a otras regiones. Las dos ucranianas resaltaron el espíritu de solidaridad de la sociedad española. Mariana señaló que esa respuesta de los españoles con los migrantes europeos no es igual con los que huyen de conflictos no mediáticos de África.
La tercera pregunta se refirió a los beneficios que trae la migración a los países de acogida. Mariya expresó cómo tenemos barreras con los que vienen de otro país que se rompen cuando los conocemos y nos damos cuenta de que tenemos los mismos problemas e inquietudes. Irena señaló que los niños y jóvenes migrantes, vengan de donde vengan, si se les ofrece educación pueden ser tan útiles a la sociedad como los nativos. Lo importante es integrarlos a través de la educación. Mariana se refirió a los beneficios que la migración trae a la sociedad española ya que la economía de cuidados, la hostelería y el mantenimiento de las pensiones se mantiene en gran parte por la población migrante.
Como si fuera una música de fondo, Mariana fue leyendo el testimonio del maestro Obed que pone en evidencia cómo la educación transformó su vida y la de los niños a los que atendió. Relata cómo nació su vocación docente. Trabajaba en una finca que era de un profesor y una tarde le dijo: “Enseñar no es solo trabajo es una forma de forjar el futuro”. Trabajó primero con niños de la calle, atrayéndolos con deportes y juegos. Luego estuvo varios años en un campo de refugiados y a pesar de las condiciones de violencia e inseguridad trabajó con niños de diferentes países atrayéndoles a la escuela con canciones, cuentos, juegos y deportes. Más tarde se dedicó a crear en comunidades de pastores nómadas campamentos de lectura que luego se llamaron escuelas de la naturaleza. Su historia refleja el poder de la educación en situaciones de emergencia que salva vidas y transforma, crea esperanza, saca a los niños de la pobreza. Hay miles de testimonios como el de Obed en el mundo. Maestros y docentes que en situaciones difíciles, de conflictos, de violencia, de crisis humanitarias dedican su vida a educar, a transformar vidas y a generar esperanza.