El Centro Loyola de Bilbao inicia el curso 2025-26 con el espectáculo En camino, Signodanza y Espiritualidad
El jueves 25 de septiembre nos reunimos cerca de 80 personas en el salón de actos de Arrupe Etxea para inaugurar un nuevo curso en el Centro Loyola de Bilbao. En esta ocasión lo hicimos de una manera distinta: a través de un espectáculo que unió arte y espiritualidad, de la mano -y sobre todo desde el corazón- de Rakel Rodríguez Ruiz, artista multidisciplinar, bailarina, coreógrafa, pedagoga y activista comprometida en diversas causas sociales.
El acto comenzó con las palabras de bienvenida de Edith Ulloa, coordinadora del Centro Loyola, quien presentó la programación de este curso. Subrayó que se trata de una propuesta amplia y diversa, posible gracias a las alianzas con personas voluntarias e instituciones hermanas y amigas. Conferencias, talleres, seminarios, espacios comunitarios, propuestas de oración y experiencias de acompañamiento configuran un programa con un mismo hilo conductor: crecer como personas y como comunidad desde la espiritualidad ignaciana, en diálogo con el mundo de hoy.
No faltan los espacios de formación, porque la fe necesita pensamiento, reflexión y estudio. De manera especial, este año nos unimos a la conmemoración de los cincuenta años de la Congregación General XXXII, en la que la Compañía de Jesús afirmó su compromiso con la justicia como dimensión inseparable de la fe. Para actualizar y releer este binomio Fe-Justicia, los días 17 y 18 de octubre celebraremos, junto a Cristianisme i Justícia y Alboan, las jornadas 50 años de Fe y Justicia: herencia y horizonte.
Tras la presentación, se apagaron las luces y dio comienzo el espectáculo. Interioridad, música, danza, palabra, diversidad, inclusión, paz y solidaridad se entrelazaron en escena. La voz y la danza inclusiva de Rakel nos invitaban a recordar:
“Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo dialogar. Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar” (Fratelli Tutti, nº 198).
Al ritmo de la creación, Rakel fue recorriendo los temas, horizontes y retos que se trabajarán este curso en el Centro Loyola.
La experiencia dejó huella en quienes asistieron:
- “El espectáculo fue una oración, una oda a la esperanza y al encuentro como hijas e hijos de Dios. Me transmitió un impulso a no rendirme, a seguir confiando en los caminos del Señor.”
- “Nos reconocimos diferentes, pero con un horizonte común. La signo-danza de Rakel nos hizo sentirnos compañeras y compañeros de camino.”
- “La combinación de canciones, danzas e interpretación me conmovió profundamente. Seguir el camino de la espiritualidad desde una perspectiva solidaria fue un acierto.”
- “Un cuerpo ligero, una voz preciosa, una expresión de la belleza que nos habita y del deseo de paz, también para Palestina. Todo ello reflejó bien el programa de este año.”
- “Unir espiritualidad y arte, solidaridad en estado puro… Eskerrik asko!”
- “El espectáculo nos hizo creer de nuevo en la bondad de las personas. Muy humano, íntimo y alegre.”
- “Impresionante cómo Rakel transmite su mensaje de manera tan directa y sencilla, tocando nuestro corazón.”
Eskerrik asko a todas las personas y entidades que hacéis posible el proyecto del Centro Loyola… y a Rakel, por inspirarnos el camino.