Homenaje a José Ramón Scheifler sj

El viernes, 24 de octubre, nos reunimos para recordar a José Ramón Scheifler Amézaga, un bilbaíno ilustre cuya vida refleja la unión entre raíces familiares, vocación espiritual y amor por el conocimiento

Nació en 1920, en la calle Barroeta Aldamar, en un hogar donde se respiraban afecto, estudio y esperanza. Aquel hogar fue su primera escuela: un lugar de unión, de palabra compartida, de silencios llenos de sentido.
De su familia heredó la fuerza del trabajo y el valor de la fe. Su abuelo, Gustav Scheifler, había llegado desde Bohemia atraído por el Bilbao del hierro y la industria. Allí echó raíces, como luego lo haría José Ramón, quien supo transformar la herencia recibida en compromiso y vocación.
Su infancia fue sencilla y luminosa: las Escuelas de Berástegui, los Hermanos de La Salle, los juegos en los Jardines de Albia, las lecturas interminables en casa. En esas páginas descubrió que el conocimiento podía ser una forma de servicio, una forma de amar.

Pronto su camino se unió al de la Compañía de Jesús, como también el de varios de sus hermanos. En ella encontró una manera profunda de vivir la fe: pensándola, enseñándola, poniéndola al servicio de los demás.

En la Universidad de Deusto, su presencia dejó una huella que va más allá de lo académico: fue maestro de humanidad, testigo de coherencia, buscador incansable de verdad.

Su vida fue, en definitiva, una síntesis de raíces y horizontes: el niño curioso de Barroeta Aldamar, el jesuita entregado a la enseñanza, el hombre que nunca dejó de aprender.

Hoy, al recordarlo, también nos miramos a nosotros mismos: ¿qué huella queremos dejar?, ¿cómo hacemos de nuestra vida un legado?

Más que rendir homenaje, agradecemos su ejemplo, que sigue inspirando a quienes creemos que la universidad —como la fe y como la vida— solo tiene sentido cuando se pone al servicio de los demás. Eskerrik asko. Muchas gracias.

Juan José Etxeberria, Rector Universidad Deusto

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